jueves, 3 de julio de 2014

Me sorprende que te sorprenda

Me sorprende que a los clientes les sorprenda mi naturalidad. Por encima de roles están las personas. Mis modales, mi forma de moverme,  o los nervios ante cualquier encuentro no los finjo, son reales. Al igual que no puedo fingir mi elegancia, tampoco finjo el  hecho de disfrutar seduciendo sutilmente a un hombre. Soy así; sincera, espontánea y cercana. Supero mi timidez inicial con confidencias graciosas y me dejo llevar en situaciones tensas por el acercamiento con una distendida conversación o un tierno roce. Mi trabajo es que disfrutes de mi compañía pero sé que si yo no disfruto no va a funcionar, y por eso generar un clima de confianza es mi primer objetivo. Una vez que estemos cómodos o, al menos, menos nerviosos, la situación se irá trasformando en algo placentero. Sólo habrá guión si tú lo marcas  y yo te aconsejaría que no lo hicieras, será una experiencia increíble si dejas que todo fluya, te lo garantizo. Puedo afirmar que tengo gran empatía con los demás. Cada persona es diferente y disfruta de distintas situaciones, por eso observo más que miro y me fijo en las reacciones, gestos y todas las señales que me indican el camino.  No soy actriz, es más sería una pésima actriz, soy increíblemente expresiva y se me nota a la legua cuando miento. Así que sí, soy lo que ves, lo que te cuento, lo que oyes, pero sobretodo seré lo que sientas, lo que vivas conmigo y lo que recuerdes de esa experiencia.

Un cliente, con el que mantengo una fluida relación, me ha enviado un correo en el que  manifiesta esto de los roles mucho mejor de lo que yo te lo puedo estar diciendo. Comparto ahora con vosotros un fragmento de sus palabras.

"Creo entender tu dilema entre tus dos condiciones de mujer pero es verdad: tu duplicidad se unifica y tú eres Mar y X, pero tu identidad como mujer es única y me alegro que conmigo seas Mar, auténticamente y naturalmente Mar y yo te quiero y te deseo así. Para mí que tú no finjas y que te ofrezcas a mí de la forma que lo haces, y hablemos y comentemos de todo lo divino y lo humano, me hace también sentirme bien y reconocer en ti a un único ser humano, con todos sus atributos, a pesar de qué tu y yo jugamos un rol de escort-cliente. Si no fuera así, nuestra relación no tendría nada que ver y, seguramente, ya no existiría ni hubiera existido. Has elegido una profesión de riesgo...psíquico más bien...pero tú sabes defenderte bien en ella y, además y sobre todo, disfrutas con ella  y, sinceramente, estas obteniendo unos buenos resultados...conmigo ya ves cómo va el tema...bebamos el cáliz del amor y del deseo y al cuerno con todo lo demás que la vida pasa volando y, al menos yo, no quiero desperdiciar ni un minuto"

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